#052 🏆 Especial éxito: un pulpo cojo, las leyes de Barabási, los principios de Dalio y un caleidoscopio de cuatro caras
Carlos Briones y último encuentro del año
Después de los especiales sobre persuasión y felicidad, volvemos a dedicar una edición de la newsletter a resumir las ideas de una serie del podcast. Hemos elegido un tema facilito: el éxito.
Un éxito al que ya hemos dedicado cuatro capítulos en el podcast, con una de esas paradas veraniegas de por medio que nos dejan con ganas de más, tan típicas de Jaime.
La primera conclusión de esta larga y sinuosa búsqueda fue que el éxito es una palabra en la que caben muchas cosas y para la que conviene pasar tiempo pensando qué significa para cada uno. Porque si no pensamos en qué es el éxito para nosotros, corremos el riesgo de quedarnos con la definición de otros.
Y para pensar en algo tan amplio, complejo y multidimensional, partimos de dos aproximaciones tan útiles como extrañas: un pulpo de cinco patas y un caleidoscopio dividido en cuatro bloques. Empecemos por el pulpo.
Un pulpo de cinco patas
Esta idea la propuso Tim Urban en uno de los fascinantes artículos de su blog Wait But Why.
Para Urban, elegir una carrera que encaje contigo pasa por encontrar la superposición entre lo que quieres y lo que puedes. Y en ese querer es donde entra el Yearning Octopus, que podríamos traducir como «pulpo del anhelo». Cada uno de los cinco tentáculo es una categoría de deseos:
El tentáculo personal es el más íntimo y subjetivo, ya que incluye tus aspiraciones individuales y lo que te hace sentir realizado. Incluye tus sueños de niño, tus ideales actuales y la necesidad de hacer algo significativo con tu vida. También incluye el ego: la necesidad de ser admirado y reconocido por los demás, lo que conecta directamente con el siguiente tentáculo.
El tentáculo social se basa en la necesidad de pertenencia y aprobación. Es nuestra faceta social que busca la aceptación y la admiración y evita la vergüenza y el rechazo.
El tentáculo del estilo de vida valora el tiempo libre, la comodidad, la flexibilidad y las experiencias. Busca placer y tranquilidad, pero también libertad y aventuras.
El tentáculo moral es el que nos empuja a contribuir para mejorar el mundo, a solucionar sus problemas y a ayudar a los demás. Choca con otros tentáculos porque lo que está más alineado con tu moral no siempre es lo que maximiza tu estatus social o el dinero para pagar el estilo de vida que anhelas.
El tentáculo práctico es el que mantiene al pulpo con los tentáculos en la tierra. Se preocupa por lo básico, por sobrevivir y tener seguridad. Busca generar ingresos suficientes para comer y tener un techo donde dormir, olvidando la misión y la gloria.
Esta metáfora del pulpo, a diferencia de la pirámide de Maslow, no asume una jerarquía de necesidades sino que parte de que la importancia de cada deseo no está tan clara y es decisión de cada uno. Lo que está claro es que el éxito implica cierto equilibrio, y que no conviene olvidarnos de ningún tentáculo del pulpo. ¡Bastante tiene ya el pulpo con sólo tener cinco!
Las 5 leyes de Barabási
El éxito no depende únicamente del talento y el esfuerzo. También depende de la suerte y del mérito. Y el mérito no depende sólo de uno mismo, porque implica cierto reconocimiento por parte de los demás.
El físico húngaro Albert-László Barabási propone en su libro La fórmula: Las leyes universales del éxito, cinco leyes que descubrió durante su investigación.
Ley 1: El rendimiento importa, pero cuando no se puede medir, las redes (otras personas) deciden quien tiene éxito.
Un partido de fútbol, por ejemplo, lo gana el equipo que más goles marca en la portería rival. Pero… ¿qué hay de la música o de la escritura? ¿Tienen éxito quiénes mejor cantan, componen o escriben o quiénes están bien rodeados y cuyo trabajo es interpretado favorablemente?
Ley 2: El rendimiento está acotado, el éxito no lo está.
Habitualmente el rendimiento se distribuye como una campana de Gauss: la mayoría tienen un rendimiento medio y muy poca gente está en los extremos, con rendimientos excepcionalmente altos o bajos. El éxito en cambio se distribuye siguiendo la ley de potencias: los mejores acumulan casi todo el éxito, aunque el rendimiento que les separe.
Un ejemplo claro es el de la prueba de los 100 metros. En el año 2009, Usain Bolt batió el récord olímpico con una marca de 9.63 segundos. Le siguió su compatriota Yohan Blake. El éxito de Bolt en lo deportivo está a años luz del de Blake, aunque en la carrera del récord olímpico solo les separan 12 centésimas de segundo.
Ley 3: El éxito futuro es producto del éxito previo y de la aptitud.
Esta ley tiene dos partes.
La primera es la idea de que tu punto de partida condiciona tus resultados. El dinero llama al dinero. Y el éxito llama al éxito.
La segunda parte es que el éxito depende de lo bien adaptado que estés al contexto. Si lo recuerdas, en el podcast poníamos de ejemplo el reggaeton, que aunque a muchos nos pueda parecer una aberración musical, está indudablemente bien adaptado a los gustos, formatos y canales de distribución de nuestros tiempos.
Ley 4: Aunque un equipo requiere diversidad y equilibrio para ser exitoso, el reconocimiento se lo llevará un único miembro.
Messi, Cristiano Ronaldo, Elon Musk o Steve Jobs, todos son ejemplos de esta cuarta ley. Y es que aunque detrás del éxito siempre suele haber equipos diversos repletos de talento, el mérito se lo lleva la cara más visible.
Ley 5: Con persistencia, el éxito puede llegar en cualquier momento.
Ojo, que esta quinta ley no es un mensaje de agenda de Mr. Wonderful para que persigas tus sueños. Barabási lo enfoca por el lado de la cantidad. Y es eso que hablamos en el podcast de besar sapos hasta encontrar el príncipe, la princesa… o el éxito.
Para esto último, lo que también nos puede ayudar son los principios de Ray Dalio.
Los principios de Dalio
Ray Dalio es un viejo conocido de kaizen. En su libro Principios comparte sus aprendizajes sobre el éxito profesional y personal. Hay una cita que captura la filosofía del libro: «El éxito que he podido tener en mi vida tiene más que ver con cómo he gestionado lo que no sé que con cualquier cosa que sé».
Lo que Dalio pretende en ese libro es compartir sus recetas personales, o principios, que han guiado su gestión de lo desconocido. El primer principio es… que debes definir tus principios por ti mismo (empezamos bien). Y para eso tienes que definir qué es lo que quieres, qué es cierto y qué deberías hacer para conseguir lo que quieres sabiendo lo que es cierto.
La verdad para Dalio es el funcionamiento del mundo. Un mundo, que según él, está compuesto por máquinas. Entender el funcionamiento de las máquinas que nos rodean y actuar acorde es lo que nos llevará al éxito. Para ello, Dalio comparte muchos consejos, pero para esta edición nos vamos a quedar con dos:
El hiperrealismo. Alcanzar el éxito es un proceso de cambio en el que siempre vamos a encontrar obstáculos y dificultades que no dependen de nosotros. Son, simplemente, la realidad. Las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran.
El aprendizaje infinito. Detrás de cada logro, para Dalio, siempre viene otro, porque nunca nos quedamos satisfechos. El éxito, entonces, es el resultado de ese juego infinito que consiste en aprender continuamente, en evolucionar para superar los nuevos retos que la vida nos tiene preparados.
Y ahora sí, vayamos a lo del caleidoscopio, que te estarás preguntando dónde ha quedado .
Un caleidoscopio
En su libro Just Enough, Nash y Stevenson plantean que para tener éxito lo importante es sentirnos exitosos. Y esa sensación es el resultado de combinar cuatro dimensiones:
Felicidad: sentirnos bien con lo que hemos conseguido.
Realización: conseguir los objetivos que nos proponemos.
Significancia: tener un impacto positivo en las personas que nos rodean.
Legado: dejar algo en el mundo cuando nos vayamos.
A veces, estas cuatro dimensiones entran en conflicto. Nash y Stevenson hacen algo muy inteligente para abordar este problema: no intentan resolverlo. Lo aceptan. Y lo que hacen es cambiar la perspectiva, planteando el éxito como un caleidoscopio.
Estos tubos tienen unos espejos inclinados dentro y piezas de distintos colores y formas, de tal manera que cada vez que los giramos o agitamos nos muestran una imagen diferente en su interior.
Ellos proponen que imaginemos el caleidoscopio dividido las dimensiones que ellos mismos definen: felicidad, realización, significancia y legado. Las piezas que contiene cada uno de esos bloques las creamos a medida que progresamos en cada dimensión. De tal manera que los patrones que vemos al mirar a través del tubo son el resultado de la combinación de las prioridades que hemos decidido perseguir a medida que nuestros objetivos cambiaban a cada paso. Y cada vez que movemos el tubo, el dibujo cambia.
El éxito deja de ser la obsesión por conseguir la pieza más grande y más perfecta, y pasa a ser la combinación de muchas de ellas y el juego de generar patrones que nos gusten a cada uno de nosotros.
El pulpo de Urban, las leyes de Barabási, los principios de Dalio y el caleidoscopio de Nash y Stevenson son sólo ideas (ojalá que útiles) para seguir recorriendo este largo y sinuoso camino al éxito que llamamos vida.
La newsletter de kaizen se va de vacaciones con el podcast. Nos leemos y escuchamos a la vuelta.
🎙️ Episodio de la semana: #253 Carlos Briones: la ciencia y el arte de la vida
El capítulo de esta semana es la fascinante conversación en directo que tuvimos con Carlos Briones. Divagamos sobre:
✨ Un universo de granos de arena
🧬 El sinsentido biológico de la vida
🥵 Los guiris y la fotosíntesis
🗿 La inmortalidad a través del arte
🤖 La calle que le falta a la IA
💬 Y mucho, mucho, mucho más
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