#047 🧱 Pensar desde primeros principios (y sus límites)
Lo que nos queda por vivir, lo que sucede en tus ojos al mirar la hora, ¿somos robots de carne a merced de nuestros genes? y mucho más
Pensar desde primeros principios consiste en romper los problemas en sus partes más fundamentales. Se ha vuelto bastante popular porque Elon Musk ha hablado en varias ocasiones sobre ello.
En esta newsletter vamos a conocer esta forma de pensar y sus límites, porque tan importante es conocer el mapa como saber hasta dónde refleja el territorio.
Pensar desde primeros principios
Un primer principio es un conocimiento verdadero por sí mismo, una idea que no puede ser deducida ni descompuesta. Shane Parrish, el divulgador detrás de Farnam Street y otro de los culpables de popularizar el concepto, lo compara con un bloque de LEGO.
El objetivo es acercarte al problema sin aceptar como cierto todo aquello que se puede cuestionar. Musk suele decir que «las únicas leyes son las físicas, todo lo demás son recomendaciones». Para abordar así un problema tienes que entenderlo, descomponerlo en sus partes más pequeñas y construir a partir de ahí una solución.
Veámoslo con un ejemplo.
Cuando se vendió PayPal a eBay, Elon Musk recibió 180 millones de dólares. Con ese dinero, Musk se planteó llevar a la humanidad a Marte. Lo primero que necesitaba era conseguir un cohete, así que salió rumbo a Rusia para comprar uno.
Al preguntar por el precio, recibió como respuesta la modesta cifra de 65 millones de dólares. Musk, que no es tonto y ya llevaba tiempo aprendiendo sobre exploración espacial, sabía que los costes de los materiales eran mucho menores.
Razonando desde primeros principios, llegó a la conclusión de que podía construir sus propios cohetes por mucho menos. Así que con 100 millones de dólares de su propio bolsillo, creó SpaceX: la empresa que hoy lidera la exploración espacial.
Casi nunca razonamos desde los primeros principios. La mayor parte del tiempo pensamos a través de analogías, imitando a quienes nos rodean, buscando situaciones similares o extrayendo patrones de nuestras experiencias pasadas y tratando de adaptar las respuestas al contexto que tenemos enfrente.
Vamos, que la mayor parte del tiempo hacemos un remix con lo que tenemos. Y eso con frecuencia nos lleva a liarla parda y a caer en errores como los sesgos. Nada que no hayamos tratado en el podcast. Pero pensar desde primeros principios, aunque sirva para encontrar nuevas oportunidades y soluciones, también puede fallar.
Cómo falla el pensamiento basado en primeros principios
Cedric Chin, el magnífico autor del blog Commoncog del que ya te hablamos en la segunda edición de esta newsletter, explica cuatro formas en las que este tipo de pensamiento puede fallar.
Tienes suposiciones erróneas
Si los principios en los que te apoyas no son ciertos, el razonamiento te llevará a conclusiones equivocadas. Esto pasa cuando confundimos creencias plausibles con hechos.
Por ejemplo, alguien quiere cambiar un hábito y no lo consigue. Cree que el problema está en su falta de fuerza de voluntad, pero en realidad el fallo está en el entorno, lleno de distracciones que facilitan el comportamiento que intenta evitar.
El supuesto de partida —«los hábitos dependen de la fuerza de voluntad»— es falso. El principio correcto es que los hábitos dependen también del contexto que te rodea.
La única forma de saber si un supuesto es realmente un primer principio es ponerlo a prueba: contrastarlo con datos, observación o pequeños experimentos que puedan refutarlo.
Cometes un error al razonar
Aunque tus principios sean correctos, puedes equivocarte en el razonamiento. Puedes caer en falacias lógicas, confundir correlación con causalidad o asumir relaciones lineales donde no las hay.
Por ejemplo, imagina que estás intentando concentrarte mejor. Un día trabajas escuchando una playlist y notas que rindes mucho más. Concluyes que esa música te ayuda a concentrarte, así que empiezas a usarla siempre. Pero en realidad, ese día simplemente habías descansado mejor.
El principio —«la atención mejora con condiciones favorables»— era correcto, pero el razonamiento falló al confundir una correlación con una causa.
Para que la conclusión sea cierta y útil, no basta con pensar desde primeros principios, también tienes que razonar adecuadamente.
Partes de un conjunto erróneo de principios
A veces tus principios son ciertos, pero incompletos. Has identificado parte de la verdad, pero te falta un elemento esencial del sistema que, para tu desgracia, lo cambia todo.
Imagina que intentas mejorar tu forma de aprender. El principio «aprender requiere tiempo» es cierto, pero no suficiente: también necesitas espaciar el aprendizaje, introducir dificultades deseables, evocar y recibir feedback para corregir tus errores. Sin esos otros principios, dedicarás más horas al aprendizaje… pero no aprenderás mejor.
Este error es habitual cuando simplificamos demasiado un campo complejo. Y la única manera de evitarlo es bajando al barro para contrastar tus principios con la realidad.
Razonas partiendo de una base correcta, pero acabas en un nivel de abstracción «inútil»
Razonas bien y con buenos principios, pero eliges un nivel de análisis que no sirve para actuar.
Por ejemplo, alguien quiere mejorar su forma de trabajar y lo hace desde un lugar tan elevado que sus conclusiones —«aportar valor a los demás y hacer del mundo un lugar mejor»— son tan inspiradoras como poco útiles para lo que tiene que hacer el lunes por la mañana.
Lo mismo puede ocurrir si bajamos demasiado al detalle. ¿Te imaginas a alguien intentando mejorar su empresa analizando los átomos de la oficina?
Para pensar bien no basta con razonar bien a partir de los primeros principios adecuados, también necesitas elegir el nivel de análisis correcto. Puedes conocer la física cuántica al dedillo (si es que es posible) y aun así tomar malas decisiones.
Razonar desde primeros principios es una herramienta útil pero no garantiza respuestas correctas. Pensar bien es un arte, no una receta.
🎙️ Episodio de la semana: #249 Lo que nos queda por vivir
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🧬 ¿Somos robots de carne a merced de nuestros genes?
🥊 NQG 63 - Líneas rojas, robots y un capítulo caótico
Tratamos de sobrevivir a un día gafado hablando de:
🫸 Líneas rojas
💥 Bombillas fundidas
🤖 Robots humanoides
🛜 Fallos en el wifi
📰 Vivir ajenos a las noticias
⚠️ Recomendación de la semana: How First Principles Thinking Fails
«Como dice el viejo refrán: en teoría, la teoría y la práctica son lo mismo. En la práctica, la teoría y la práctica son diferentes.
Parafraseando ese aforismo: en teoría, el pensamiento basado en principios fundamentales siempre te lleva a la respuesta correcta. En la práctica, no es así».
Este artículo ha sido el que ha inspirado la segunda parte de esta reflexión.


