#037 📝 Aprendizajes de la 7ª temporada del podcast
Optimismo regulinchi y deberes veraniegos
Cerramos la primera temporada de la newsletter y nos despedimos hasta la vuelta de verano con una reflexión de Jaime con algunos de sus principales aprendizajes en esta 7ª temporada del podcast.
Termina una temporada más de kaizen y, por más vueltas que le haya dado, no sé si somos o no libres. Pero la acabo como la empecé: convencido de que creer que no tenemos capacidad de decisión puede destruirnos. Pensar así nos lleva con facilidad a la desidia, a la rendición y a una palabra muy bonita para algo muy feo: la abulia. Es decir, la falta de voluntad. Así que yo elijo (si es que puedo) creer que sí somos libres.
Claro, que yo tengo una extraña relación con la ilusión de control. Trato de no engañarme. Sé que, si somos rigurosos, nuestros planes son poco más que espejismos, porque no controlamos casi nada en nuestra vida. Y a la vez pienso que los planes que hacemos nos sirven, incluso aunque sean una ilusión. O precisamente porque nos ilusionan: porque nos sirven para elegir un camino, para atrevernos a intentar cosas.
Pocas ilusiones son más útiles a poco que nos demos cuenta de que vida es, en el fondo, una lucha continua contra la entropía. Cuando asumimos plenamente que esto se acabará algún día, nos quedan dos opciones: temer lo inevitable y rodearnos de distracciones o reconocerlo, enfrentarlo y vivir en consecuencia, aceptando que sólo tenemos una oportunidad de hacerlo lo mejor posible. Y es que… ¿sabes esa voz en tu cabeza que te dice «¿por qué no lo dejas para mañana?»? Esa es la entropía.
Pero cuando la enfrentas una y otra vez, cuando luchas de mil maneras contra ella, llega un día en el que descubres el atajo definitivo: entender que no hay atajos. Que la realización —la sensación de que nuestra vida tiene sentido y de que estamos haciendo algo con ella— no viene de lo que tenemos, sino de aquello en lo que nos convertimos. De nuestro crecimiento y nuestra transformación. Del camino recorrido. En ese sentido, el camino largo, el menos transitado, suele ser el camino correcto. Siempre que puedas, elige hacer las cosas que son difíciles, por el mero hecho de que lo son. Elige ir a la Luna. Y elige hacerlo en esta década y no en la siguiente. No porque sea fácil, sino —otra vez— porque es difícil. Por peligrosa que suene la idea.
Porque el auténtico peligro de cualquier idea está más en el convencimiento con el que la consideremos que en la idea en sí misma. El peligro no está tanto en pensar en algo, sino en creerlo o descartarlo a ciegas sin realmente evaluarlo, sin dedicar tiempo a entender los matices. La idea más peligrosa es la de cambiar las ideas por las creencias. Y eso que estamos construidos de creencias.
De hecho, todos podemos ser clasificados en algún estereotipo, o en innumerables, según el ángulo en el que nos miren. Supongo que todos somos varios capítulos de Pantomima Full en función de nuestra profesión, nuestro estado civil, nuestra generación o nuestra ideología. Y a la vez somos únicos. Habitamos el espacio que hay entre contradicciones que, realmente, no lo son. Es compatible ser de izquierdas y que te guste la música de Julio Iglesias. Puede gustarte conducir y preocuparte el cambio climático; que te obsesione el reciclaje y, pese a ello, seas incapaz de dejar de comprar por internet al otro lado del mundo porque quieres vestir barato. Y puedes sentirte fatal por ello y, a la vez, ser incapaz de evitarlo. Existen las economistas tatuadas y los ingenieros que escriben poesía. Todos contenemos mundos enteros.
Somos versiones incompletas de lo que podríamos ser. Crecer es, muchas veces, dejar ir; renunciar a lo que nos define y decidirnos a vivir experiencias transformativas. Descubrir cómo se desarrollará esa otra vida que podríamos tener, incluso asumiendo que puede traer cosas negativas, en lugar de quedarnos en el terreno de lo aparentemente más conocido en el que ya estamos.
Y, por el camino, hacernos conscientes de nuestros compromisos ocultos. Convicciones íntimas e inconscientes, que nacieron para ser funcionales en un ámbito de la vida, pero que nos entorpecen otros. Lograr nuestros objetivos de cambio consiste, muchas veces, en renegociar nuestros modelos mentales.
Y, curiosamente, aunque necesitamos redefinirnos para crecer, en las dosis apropiadas, la nostalgia es un respiro necesario que puede ayudarnos en momentos difíciles. Es un componente sano y esencial de la experiencia de ser humanos. Nos ayuda a sentir que vivimos con más autenticidad. Que somos quienes estábamos destinados a ser.
Al final, todo es una maravillosa contradicción.
🥊 E57 - Optimismo regulinchi, el ejército y lo que nos contaron nuestros abuelos
Nuevo episodio del podcast Nada que Ganar. Regreso tardío, pero con un buen popurrí: 🌈 Optimismo regulinchi 🗞️ La libertad de prensa 🫡 La evolución del ejército 🤖 IA y educación
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☀️Como es ya tradición, kaizen se despide hasta le vuelta de verano con una lista de deberes para nada obligatorios. Una mezcla de libros de ficción y de no ficción, de cómics, películas y música. Puedes acceder a la lista completa aquí.
Nos leemos y escuchamos a la vuelta de vacaciones.
Pues me parece una reflexión preciosa para cerrar etapa. Honesta, llena de matices y sin necesidad de respuestas tajantes. A disfrutar del verano y a volver con fuerzas, que hay quienes estaremos esperando vuestra vuelta!
Brutal !!!