#031 🐈 Cómo gestionar el tiempo siendo mortal
Entradas para kaizen en directo con Javier G. Recuenco y Sergio San Juan, motivación y Cuatro mil semanas
¿Sabías que si vives hasta los 80 años, solo tienes 4.000 semanas de vida?
Durante catorce años, Oliver Burkeman escribió la columna This Column Will Change Your Life en el periódico The Guardian. El título engaña: lejos de caer en consejos simplistas y trucos mágicos, Burkeman exploró con escepticismo las promesas —muchas veces vacías— del desarrollo personal.
Burkeman convivió con esa desagradable sensación de no llegar a nada. Probó cientos de técnicas de productividad, pero en ninguna encontró el remedio milagroso que prometían. De sus múltiples intentos, aprendió que gestionar el tiempo no es resolver la vida como si fuera un problema lógico, sino convivir con los límites de nuestra vida. La incómoda verdad de aceptar nuestra mortalidad es el punto de partida para gestionar el tiempo con sentido.
Tienes que tomar decisiones difíciles y realizar sacrificios porque 4.000 semanas no son suficientes para hacerlo todo. Tu tiempo es limitado y no puedes controlar todo lo que ocurre. Haces algo y el mundo responde, a veces de forma diferente a la que te gustaría. Tienes que asumir tu falta de control y convivir con la incertidumbre. El camino empieza aceptando que eres mortal, con las consecuencias que ello implica.
Algunas de las consecuencias de ser mortal
El tiempo no es un recurso que puedas administrar. Pasa, quieras o no. Sólo puedes decidir cómo quieres pasar el siguiente instante, y a veces ni eso.
La vida no se puede controlar. Vives en un tiempo y un espacio que no has elegido. El futuro no está garantizado. Si hay algún resquicio de libertad, está en el instante presente, aquí y ahora.
No puedes preocuparte ni ocuparte de todo. Perderte la mayoría de opciones es inevitable. Tienes que elegir tus batallas y convivir con las renuncias.
Siempre podrías prepararte más. La mayoría de veces improvisas sobre la marcha. Aunque no lo parezca, es lo que también hace la mayoría.
Al vivir una experiencia no tienes garantizado que vuelva a aparecer la oportunidad de repetira. Hazlo como si fuera la última vez, porque podría serlo.
No tienes que cumplir los estándares que el mundo ha puesto sobre tus hombros. Nunca estarás a la altura de un perfecto ideal teórico porque siempre encontrarás formas en las que podrías haberlo hecho mejor.
Hay más información que atención para procesarla. Tienes que filtrar para no morir infoxicado. No te sientas culpable de todos los libros, podcast y artículos que tienes en la lista de pendientes.
Aceptar estas consecuencias no es tirar la toalla: es reconocer que gestionar el tiempo con sentido empieza por asumir la realidad. Al principio puede incomodar, pero aceptar nuestra mortalidad termina siendo profundamente liberador. Esta aceptación de nuestra finitud implica una serie de acciones.
Actuar siendo mortal
Aceptar nuestras limitaciones no significa quedarnos quietos. Significa actuar desde otro lugar: más lúcido, más presente y más humano. En sus libros, Burkeman propone cinco acciones que llenan de sentido nuestro limitado tiempo.
Decídete
La única manera de vivir es tomar una decisión tras otra. No elegir también es una decisión: dejar que sean otros quienes decidan por ti o que sea la inercia la que marque tu camino. Decidir implica comprometerse y renunciar, sin saber cuál de todas las opciones es mejor, sin estar seguro de cómo la siguiente decisión cambiará tu vida —lo único seguro es que la cambiará. Tampoco hay otro modo de vivir.
Termina
No acabar nada nunca es un desastre asegurado. Terminar no tiene que ser épico. Puedes redefinir lo que significa «terminado»: una entrega parcial, un avance, una primera versión imperfecta que te permita pasar a lo siguiente. Lo importante es que la corriente te favorezca, no nadar eternamente contra ella. Al quitarle dramatismo a terminar y convertirlo en algo cotidiano, el miedo disminuye.
Lidia con los problemas
Cada día aparecen nuevos obstáculos. Queremos solucionarlos hoy para que el futuro esté despejado, pero ese futuro libre de complicaciones nunca llega ni llegará: siempre habrá nuevos problemas. Vivir no es eliminarlos, sino aprender a lidiar con ellos. Aceptar esta verdad te permite centrarte en los problemas presentes, en los más interesantes y absorbentes.
Mejor enfrentarte al miedo de publicar que cargar con el peso de no haberlo intentado. Mejor el reto de lo significativo que la comodidad de lo irrelevante. Mejor la tranquilidad de una vida en familia que el estrés de querer cambiar el mundo. O no. Recuerda que eres tú quien elige a qué problemas dedicar su limitado tiempo.
Deja de buscar la fórmula de la vida
Nos encantaría tener una fórmula definitiva para vivir, una regla que nos quite de encima el peso de decidir. Pero esa regla no existe. La vida no se puede resolver como un problema técnico. No puedes vivir siguiendo un manual, igual que no puedes amar siguiendo una plantilla. Las reglas están al servicio de la vida, no al revés. Buscar certezas absolutas es olvidarse de vivir.
No te obsesiones con el propósito
Vivimos obsesionados con encontrar nuestra tarea vital, nuestra vocación o nuestro propósito. Pero quizá estamos mirando en la dirección equivocada. En lugar de buscar estos conceptos grandilocuentes, pregúntate: ¿qué tarea difícil con un impacto positivo puedo hacer ahora? No se trata de ti, sino de qué puedes hacer tú por el mundo: con tus capacidades, tus recursos, tu personalidad y tu limitado tiempo. Muchas veces, eso es lo que estabas buscando.
Decidir, terminar, lidiar con los problemas, dejar de buscar la fórmula de la vida y no obsesionarse con el propósito. Combina estas acciones que llenan de sentido nuestro limitado tiempo con preguntas para no tomarte la vida tan en serio. Como diría un viejo conocido del podcast, solo eres un mono con un plan.
3 preguntas para soltar
No somos máquinas sin emociones. Tus estados de ánimo, tus deseos y tus intereses te hacen humano. No te avergüences de ellos y dales la importancia que tienen.
Pregúntate: ¿a qué te gustaría dedicar tu tiempo hoy?
No son pocas las veces que nos flipamos con la dificultad, como si fuéramos uno de los espartanos de Leónidas. No hay necesidad de ir a una batalla cuya derrota está asegurada. Al menos, no todos los días.
Pregúntate: ¿y si fuera mucho más fácil?
No puedes conocer el futuro. Tienes que actuar aquí y ahora, sin saber cómo tus acciones transformarán tu situación. No necesitas saber cada una de las infinitas variables para dar el siguiente paso.
Pregúntate: ¿de qué forma útil podrías pasar hoy a la acción en un proyecto importante, pese a no saber cómo deberías actuar más allá de ese paso inicial?
Vivir el presente
John Maynard Keynes acuñó el concepto «hombre intencional» para referirse a la persona que: «no ama a su gata, sino a las crías de su gata; ni, en realidad, a las crías, sino a las crías de las crías, y así sucesivamente, hasta el fin del reino de los gatos».
No somos pocos los que dedicamos parte de nuestro limitado tiempo a vivir de forma provisional, esperando a las crías de las crías de las crías, sacrificando el presente por un hipotético futuro que nunca llega.
¿Deberíamos entonces celebrar como si mañana fuera el fin del mundo? ¿Eso es gestionar el tiempo como mortales? De lo que se trata es de encontrar el equilibrio: invertir en el futuro sin hipotecar el presente. Planificar sin dejar de vivir. Que la espera por las crías de las crías no nos impida amar a la gata que tenemos enfrente.
La próxima vez que sientas que el tiempo se te escapa entre los dedos, recuerda que no es un defecto del sistema: es parte de la condición humana. Un programador te diría que es una feature, no un bug.
Gestionar el tiempo siendo mortal no es optimizar cada minuto ni vivir como si no hubiera mañana. Es abrazar la paradoja: cuidar el futuro mientras saboreamos el presente, aceptar los límites mientras hacemos lo que tiene un impacto positivo en el mundo, tomar decisiones sabiendo que no tenemos el control.
Solo tienes unas 4000 semanas para vivir. No lo olvides.
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🎟️ Entradas para el próximo kaizen en directo
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El próximo 4 de junio a las 18:45 grabaremos un episodio en directo en Bastardo Hostel con Javier G. Recuenco y Sergio San Juan con el motivo del libro Aprendizaje infinito.
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🎙️ Episodio de la semana: #234 Motivación: enciclopedias, catedrales y los test de la Cosmopolitan
En el episodio de esta semana hablamos de una de las fuerzas más poderosas del universo: la motivación humana. Por el camino:
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🐒 Monos resolviendo puzzles
❓ Los tests de la Cosmopolitan
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🕐 Recomendación de la semana: Cuatro mil semanas, de Oliver Burkeman
«El problema de intentar controlar el tiempo es que, al final, el tiempo acaba controlándote a ti».
En Cuatro mil semanas, Burkeman profundiza en una gestión del tiempo que parte de asumir nuestra mortalidad. Ideas como el interruptor íntimo, el problema de la sandía o quedarse en el autobús te enseñan otra forma de relacionarte con el tiempo que nada tiene que ver con la tóxica cultura de la hiperproductividad que ha proliferado en los últimos años. Las ideas de esta edición aparecen en este y en su último libro Meditaciones para mortales.
Uno de los mejores post que te he leído. Creo que nos resuena a todos, y es algo que todo el mundo necesita escuchar
Este post me ha encantado, es el día a día, viendo como se pasan volando las horas, días, semanas y meses, sin ser capaz de hacer todo lo que me propongo, cerrar todos los proyectos, muchos siempre abiertos al infinito.