#021 🤝 El problema del agente-principal: cuando los intereses no están alineados
Encuentro kaizen, el problema de los modelos mentales y Freakonomics
«La actividad de una sociedad por acciones es siempre dirigida por un consejo de administración. (...) no es razonable esperar que los directivos de estas compañías, al manejar mucho más dinero de otras personas que de ellos mismos, lo vigilen con el mismo ansioso cuidado con el que frecuentemente vigilan el suyo los socios de una empresa particular».
Estas líneas escritas en 1776 por Adam Smith en La riqueza de las naciones, describen una variante del problema del agente-principal, un problema central en nuestra sociedad.
Un político empieza una guerra que no combatirá personalmente. Un consultor alarga un proyecto que cobra por horas. Un asesor financiero recomienda las inversiones con comisiones más altas. Un dentista sugiere realizar un tratamiento caro. En estos cuatro ejemplos, y en el de los directivos que describe Adam Smith, quien toma la decisión no asume los riesgos ni paga las consecuencias.
La relación de agencia es una de las formas más antiguas y extendidas de interacción social. Nadie puede saber y hacer todo en la compleja sociedad actual. Confiar y delegar ciertos aspectos de nuestra vida es inevitable. Es aquí donde aparece el problema del agente-principal: una parte (el agente) actúa en representación de otra parte (el principal), pero sus intereses no están perfectamente alineados. Detrás de este problema está uno de los principales motores del mundo.
Los incentivos mueven el mundo
El directivo de una compañía depende de los resultados a corto plazo. El político gana votos con promesas y buenas intenciones, por muy insostenibles que sean. El asesor financiero cobra en función de la comisión del producto. El dentista gana en base a los servicios que contraten.
Los incentivos de estos agentes no están alineados con los de su principal.
Los accionistas de la compañía quieren mantener y hacer crecer su patrimonio a largo plazo. Los votantes quieren un país en el que puedan vivir una buena vida. Los inversores quieren encontrar una rentabilidad adecuada para el riesgo que asumen. Los pacientes del dentista quieren tener una boca sana y bonita.
Los incentivos de la relación entre agente y principal dan lugar a dos fenómenos. El primero es una asimetría de información, ya que el principal sabe cosas que el agente no sabe y, lo que quizás es más importante, el agente tiene información que no tiene el principal. A veces esa información perjudica al propio interés del agente, y es por eso que no la comparte con el principal.
El segundo fenómeno, es el riesgo moral del que hablamos en el capítulo 126 del podcast. Si lo recuerdas, hablamos del poco sentido que tenía conducir un coche de alquiler de forma más arriesgada simplemente porque hemos pagado un seguro que lo cubre todo. Aunque eso es precisamente lo que hacemos. El ejemplo del coche de alquiler captura muy bien el riesgo moral: el peligro de que aparezcan comportamientos que no son deseados por la otra parte como la conducción temeraria de un coche de alquiler o esconder casos de corrupción.
¿Cómo solucionar el problema del agente-principal?
El problema del agente-principal está en todas partes y aunque nos gustaría no vamos a solucionar el mundo con una newsletter. Aún así, solucionar los conflictos generados por la relación entre agentes y principales puede abordarse por tres vías:
Alinear los incentivos. Rediseñar las estructuras de compensación del agente permite que sus intereses vayan de la mano con los del principal. El gestor de fondos que invierte su propio patrimonio y el de familiares y amigos, está mucho más incentivado a perseguir tu interés como inversor que el asesor financiero que cobra en función de los productos que te consiga encasquetar. Esta idea es la que Taleb plantea en Jugarse la piel. Quien toma las decisiones debe asumir también sus consecuencias.
Aumentar la transparencia. Si el principal tiene más información, el agente tiene menos capacidad de actuar en contra de sus intereses. La transparencia reduce la asimetría de información. Es especialmente importante en el sector público y hoy en día hay tecnologías como la blockchain que podrían facilitar la disponibilidad de información pública para todos los ciudadanos. Como los restaurantes con cocina abierta al público, deberíamos ver qué hacen los agentes para perseguir nuestros intereses como principales.
Recuperar el valor de la reputación. Aunque suene utópico en una sociedad de valores morales cada vez más líquidos y relativos, en la que los políticos niegan hoy lo que ayer dijeron o los ricos y poderosos a veces parecen ser intocables, la reputación es un mecanismo esencial para resolver los problemas de agencia. Los profesionales que priorizan su reputación a largo plazo suelen ser mejores agentes, ya que el coste de traicionar la confianza es cada vez mayor.
Estas tres estrategias, aunque complementarias, no eliminan por completo el problema. El problema del agente-principal no tiene una solución perfecta, pero reconocerlo es el primer paso para navegar un mundo lleno de incentivos complejos y a menudo contradictorios. La clave está en diseñar sistemas donde lo que es bueno para cada uno, también lo sea para todos.
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🧠 El problema con los modelos mentales es que cuesta encontrar situaciones en los que ponerlos en práctica. Jaime comparte algunos modelos mentales y cómo él los pone en práctica.
🎙️ Episodio de la semana: #225 Inmunidad al cambio (I): las etapas de nuestra mente
Una pregunta difícil: ¿por qué nos cuesta tanto cambiar? Y de paso: 🐐 un intelectual con pinta de pastor de cabras, 🍅 estructuras cognitivas y realidad, 🧠 nuestras cinco mentes 💭 y mucho más.
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🍈 Recomendación de la semana: Freakonomics
Freakonomics es un libro muy recomendable de Steven Levitt y Stephen Dubner, en el que se explica muy bien el problema del agente-principal y otros muchos modelos mentales de la economía.
«En Estados Unidos, aproximadamente un 1.5% del precio de venta va para el agente inmobiliario. O lo que es lo mismo, la diferencia para el agente entre vender una casa a 300.000$ y hacerlo a 310.000$ es la diferencia entre llevarse 4.500$ o 4.650$ dólares de comisión, es decir 150$ de diferencia. Así que lo que le interesa al agente no es necesariamente vender todo lo caro que pueda, sino vender mucho y muy rápido».
Muy interesante este análisis. Es cierto que la confianza y la delegación son casi inevitables, pero creo que es crucial el hecho de ser conscientes de los riesgos y ser capaces de buscar mecanismos para alinear los intereses. Y la idea de jugarse la piel, fundamental.